En medio de la pelea política por las muestras de ADN, los hermanos reclamaron que no los tomen como "un botín". Advirtieron que temen convertirse en "una presa más" de la embestida contra Clarín.
Los hermanos Felipe y Marcela Noble Herrera decidieron romper el silencio que habían mantenido en torno a la realización del examen de ADN para determinar su identidad, y el mismo día de la solicitada que publicaron en cuatro diarios nacionales, salieron a hablar por televisión para denunciar "presiones" del Gobierno y manifestar su temor a la manipulación del caso.
"Nos sentimos con miedo, angustiados, inseguros, perseguidos", explicaron ante la cámara de TV. Y agregaron: "Sentimos que nuestra identidad está siendo manoseada por intereses ajenos a nosotros".
En su mensaje, se refirieron, concretamente, a "una campaña muy fuerte de ataques oficiales" contra su madre, Ernestina Herrera de Noble, directora de Clarín, en el marco de la causa en la que se investigan sus adopciones y el origen de sangre de sus identidades, que viene recorriendo los estrados judiciales desde 2002.
"El uso político de nuestra historia es algo que nos parece injusto. Tratamos de estar serenos, pero la presión a veces es muy fuerte. Hace poco, por cadena nacional, la Presidenta de la nación se refirió a nosotros sin nombrarnos. Su mensaje, lejos de tranquilizarnos, nos inquietó. Sus palabras fueron perturbadoras", afirman los hermanos Noble Herrera en las solicitadas que firmaron de puño y letra.
Tras destacar, como "lo más importante" el vínculo que los une a su madre, Felipe y Marcela Noble Herrera dicen en su declaración: "Como tantos hijos adoptivos, no conocemos nuestro origen biológico, pero como cualquier persona hemos forjado nuestra identidad a lo largo de nuestras vidas". Y agregan: "Nunca tuvimos ningún indicio concreto de que podamos ser hijos de desaparecidos. Hace años, dos familias que buscan a sus nietos se presentaron ante la Justicia y alegaron que podríamos ser nosotros. Aunque nada indica que podamos serlo, en 2003 aceptamos voluntariamente hacer las pruebas genéticas, porque entendemos su incertidumbre y el dolor de quienes buscan a sus familiares".
Pero las dos familias querellantes (García-Gualdero y Miranda-Lanouscu) se opusieron a que los Noble Herrera cotejaran su ADN con el de ellos en el Cuerpo Médico Forense. Algo que había sido avalado por todas las instancias judiciales e, incluso, por la Corte Suprema de Justicia. Los querellantes exigían que la prueba se hiciera en el Banco Nacional de Datos Genéticos para cotejarlos con todas las muestras que hay allí.
"Aún hoy no comprendemos por qué, a lo largo de casi siete años, estas familias nunca aceptaron la realización del análisis. Nos preguntamos una y mil veces por qué siguen con una duda que arrastran hace tantos años. Por qué los tironeos y las demoras pueden ser más importantes que la respuesta que buscan".
Luego de largas demoras en la causa, los hermanos pudieron, finalmente, entregar muestras de sangre y saliva al Cuerpo Médico Forense en diciembre de 2009.
Pero al día siguiente, el juez Conrado Bergesio ordenó obtener compulsivamente, en el domicilio de los hermanos las mismas muestras de ADN que habían entregado voluntariamente el día anterior. Y luego, ordenó cotejarlas en el BNDG -que desde fines de 2009 depende del Poder Ejecutivo Nacional- con todas las familias que dejaron allí sus datos genéticos. Los Noble Herrera consideraron que no tienen garantías científicas, ya que en esta modalidad de análisis no se prevé la existencia de contrapruebas ni sus peritos pueden tener el debido control del proceso. Esto ocurre a raíz de una ley aprobada por el Gobierno también a fines del año pasado.
Ante este hecho, los abogados de los jóvenes presentaron recursos de apelación, primero ante la Cámara de San Martín y luego ante Casación, que no hizo lugar al planteo. Lo que sostuvo este tribunal en su fallo es que, al no tener el escrito de apelación las firmas de Marcela y Felipe, la Cámara Federal de San Martín debió haberla rechazado "in limine", es decir, sin analizar otra cuestión.
"Como en 2002, cuando llegaron a detener ilegalmente a nuestra madre, nuevamente las presiones políticas y mediáticas han vuelto a adueñarse de nuestra causa. Y no queremos que algo tan íntimo como nuestra identidad continúe bastardeada por acusaciones lanzadas sin sustento, ni por ataques que tienen otros objetivos y nos hacen daño", dicen los hermanos Noble Herrera, en su solicitada dirigida "a la opinión pública".
"No somos chicos, somos dos personas adultas, responsables, que solo pretendemos ejercer nuestros derechos y tomar nuestras propias decisiones, sin presiones y en libertad. Pero sentimos que no podemos hacerlo frente a un Gobierno que nos persigue", afirman, y luego se preguntan: "¿Por qué exponen públicamente sólo nuestro caso? ¿Por qué no se preocuparon por las demoras en los exámenes que ofrecimos y traerían paz a tres familias? ¿Se interesan por nosotros o tienen la necesidad política de que seamos hijos de desaparecidos y de inventar acusaciones contra nuestra madre?". Sobre el final, los Noble Herrera sostienen: "Nuestros miedos son muchos. No somos un botín" y advierten no querer "ser víctimas de una manipulación en los análisis genéticos" sin "garantías legales ni centíficas y por una persecución política". Luego, concluyen en su declaración pública: "Hace 34 años nuestra madre nos eligió como hijos. Y nosotros, todos los días, la elegimos como mamá. Nada ni nadie podrá destruir ese vínculo".