El actor había sido internado de urgencia esta mañana. Hace unas semanas había contado que tenía cáncer de hígado y que lo estaban tratando.

Enfrentó con desfachatez a la muerte, como si fuera un juego de esgrima, protegido por una coraza de polémicas y confesiones de inusual crudeza. Esta tarde, un cáncer de hígado puso -en silencio- fin al duelo. A los 46 años, murió el actor y conductor Fernando Peña.

Peña había sido internado de urgencia esta mañana en la clínica Fleming. Semanas atrás, había confesado ante las cámaras que padecía un cáncer de hígado. Fiel a su estilo, había decidido filmar las sesiones de quimioterapia, con el objetivo de elaborar un documental. "Quiero desdramatizar esto y compartirlo con la gente", contó con tono serio.

Enfrentó con desfachatez a la muerte, como si fuera un juego de esgrima, protegido por una coraza de polémicas y confesiones de inusual crudeza. Esta tarde, un cáncer de hígado puso -en silencio- fin al duelo. A los 46 años, murió el actor y conductor Fernando Peña.
Peña había sido internado de urgencia ayer en la clínica Fleming. Semanas atrás, había confesado ante las cámaras que padecía un cáncer de hígado. Fiel a su estilo, decidió filmar las sesiones de quimioterapia para elaborar un documental. "Quiero desdramatizar esto y compartirlo con la gente", contó en tono serio.
Multifácetico, había encontrado en la radio al cómplice ideal para sus personajes. Allí surgieron La Mega, Dick Alfredo, Martín Revoira Lynch y Rafael Porelorti, entre otros nombres que se convirtieron en marca registrada. Ahí también se produjo uno de sus últimos escándalos. "Odio tu plata, tu casa, tus coches, tu historia. Odio a la gente como vos que defiende un país injusto e inequitativo", le disparó al aire Luis D´Elía en marzo de 2008, con el enfrentamiento entre el Gobierno y el campo como escenografía.
Peña, provocador de alma, conocía de cerca lo que significa desafiar a la muerte. Portador de VIH, había estado internado en varias ocasiones debido a recaídas. Alguna vez, incluso, llegó a irse de una clínica, con diagnóstico de neumonía y sin el alta médica. "La medicación que debe tomar lo limita en su derecho de vida", justificaron en esa oportunidad sus asistentes.
Lejos de las épocas de comisario de a bordo en Eastern Airlines -allí lo descubrió Lalo Mir- sus personajes tomaron rumbo propio y le sumaron mística de teatro a la magia de la radio. Allí protagonizó obras como "Esquizopeña" (2001), "Mugre" (2004) y "Gracias por volar conmigo" (2006), que además llegó al libro. También sorprendió con "My name is Albert with an A", hablada en inglés y donde interpretaba a un asesino serial, y con "El niño muerto", de fuerte contenido autobiográfico.
Quizás cansado de tanto jugar al límite, el cáncer de hígado lo había sorprendido en un momento dominado por los proyectos profesionales. Como si esta vez se tratara de una batalla desigual. Peña parecía saberlo y buscó abrigo en la sensibilidad de las palabras. "No le tengo miedo a la muerte. Le tengo miedo a la incertidumbre, al no saber si me voy a morir o no. Fui el bailarín que mejor la sacó a bailar".